Carlos Ibáñez del Campo
(Linares, 1877 - Santiago de Chile, 1960) Militar y político chileno. Realizó sus estudios en la escuela pública y en el Liceo de Hombres de Linares. En 1896 ingresó en la Escuela Militar, de la cual egresó con el grado de alférez de caballería en 1898, iniciando una carrera militar que lo llevaría a ocupar altos cargos en el ejército y en el gobierno del país: participó en dos golpes de Estado (1924 y 1925), y llegó a ocupar la presidencia de la República en dos oportunidades.
Carlos Ibáñez del Campo
En 1903 ingresó como alumno en la Academia de Guerra. Ese mismo año fue destinado en la misión militar chilena en El Salvador. Posteriormente desempeñó en Chile los cargos de director de la Escuela de Carabineros en 1918, prefecto de policía de Iquique (1919-1920) y director de la Escuela de Caballería (1921). Siendo mayor del ejército formó parte del comité militar creado para presentar las preocupaciones militares ante el gobierno, y en esa condición participó en los pronunciamientos del 5 de septiembre de 1924 y del 23 de enero de 1925. Ascendió a teniente coronel y a coronel rápidamente a raíz de este último pronunciamiento, en el cual se llamó de nuevo a Arturo Alessandri para que completara su período presidencial y se emprendiera la reforma de la Constitución de 1833. Alessandri designó a Ibáñez en la cartera de Guerra.
No tardó en producirse la ruptura entre el presidente y su ministro de Guerra que, junto con otros hechos, condujo a la renuncia de Alessandri y a su reemplazo por el vicepresidente Luis Barros Borgoño, del cual Ibáñez continuó siendo ministro de Guerra. La gestión de Barros Borgoño sólo duró dos meses, y en diciembre de 1925 fue elegido presidente de la República Emiliano Figueroa: Ibáñez continuó con su cartera ministerial.
De este cargo pasó a ministro de Interior, lo que le llevó a la vicepresidencia de la República cuando Figueroa decidió renunciar. Aceptada la renuncia por el Congreso, Ibáñez convocó a elecciones presidenciales. Desbaratados los partidos políticos, desorganizadas las fuerzas obreras y cansada la opinión pública de gobiernos débiles, el coronel Ibáñez fue el único candidato. Triunfó sin competidor con el 98% de los votantes. Tomó posesión del mando el 21 de julio de 1927, a la edad de 50 años.
Después de cuatro años de trastornos políticos y sociales, la principal preocupación de Ibáñez en el gobierno fue el "restablecimiento del orden", por lo cual reprimió con energía cualquier intento opositor. Designó en el Ejército y la Armada a hombres de su confianza, con lo que se aseguró el respaldo de las Fuerzas Armadas, y deportó a políticos y dirigentes de tendencias diversas. Si bien su ideología era más bien conservadora, no tenía compromisos con los partidos políticos. Como parte de su preocupación por el orden público dictaminó la formación de Carabineros de Chile y organizó los servicios de investigaciones, dando especial importancia a la sección de policía política.
Se estableció una división territorial de la República en sólo 16 provincias, suprimiéndose pues siete de las existentes. Se creó la Contraloría General de la República y la Dirección General de Aprovisionamiento del Estado. El Congreso se dejó avasallar y permitió que el ministro de Hacienda ejercitara su exclusiva acción en materia de gastos, reorganización de la administración pública y fijación de sueldos. Permitió, además, que para el siguiente período parlamentario se designara un Congreso dócil al Ejecutivo, el "Congreso Termal", que resultó todavía más débil que el anterior: concedió autorización para que la presidencia dictara todas las disposiciones legales de carácter administrativo y económico que exigiera la buena marcha del Estado.
Disponiendo de amplias atribuciones, el gobierno pudo realizar un vasto plan de inversiones en obras públicas, como ferrocarriles, obras de regadío y de puertos, alcantarillado, agua potable, cárceles, escuelas, la casa presidencial de Viña del Mar, el Ministerio de Hacienda, etc. Además aumentó el sueldo de las Fuerzas Armadas y adquirió nuevo armamento.
En el plano educacional se creó la Dirección General de Educación Secundaria, que tomó a su cargo los liceos, hasta ese momento dependientes de la Universidad de Chile. En el orden internacional, uno de los aspectos más relevantes fue la firma del tratado de Lima (1929), por el cual se ponía fin al problema existente desde los días de la guerra del Pacífico (1879-1883) en torno a la soberanía de las provincias de Tacna y Arica. En virtud de dicho tratado, Tacna quedó bajo la soberanía de Perú, y Arica, de Chile.
El problema mayor del gobierno fue la necesidad de solucionar la crisis económica mundial del 1929, especialmente en lo relativo a la baja en las ventas de salitre, del cual Chile era el principal productor mundial. Para ello se formó la Corporación del Salitre de Chile (COSACH), en la cual figuraban como socios el fisco y las compañías salitreras. Con estas medidas, el gobierno esperaba poder pagar los créditos que había contratado para financiar el programa de obras públicas. La crisis determinó la caída del régimen. Un movimiento de opinión unió a los profesionales, empleados, estudiantes y obreros que pedían el restablecimiento de las libertades públicas, lo que fue respondido con una fuerte represión.
Finalmente presionado por el clamor popular, el 26 de julio de 1931 lbáñez renunció y se refugió en Argentina. El presidente del senado, Pedro Opazo Letelier, asumió como vicepresidente por algunas horas, en las cuales designó un gabinete presidido por el catedrático radical Juan Esteban Montero, quien, a su vez, en su calidad de ministro del Interior pasó a ocupar la vicepresidencia de la República.
La segunda administración de Ibáñez comprende de 1952 a 1958. Pese a contar con 75 años su candidatura despertó gran entusiasmo en la población: fue llamado "El General de la Esperanza", ya que prometía sacar al país de la falsa democracia a la que se había visto abocado por el gobierno de Gabriel González Videla. Ibáñez tenía en su contra varios factores: su pasado involucionista y dictatorial, su ideología conservadora con matices fascistas y su admiración por el dictador argentino Juan Domingo Perón. Sin embargo, en las elecciones de 1952, obtuvo los votos necesarios para acceder de nuevo a la primera magistratura de Chile.
A pesar de las dificultades que el mandatario debió afrontar, derivadas de la mala situación económica del país (asociada a la crisis en el precio del cobre, por el término de la guerra de Corea), en su gobierno creó algunos organismos destinados a activar la economía: el Ministerio de Minería, el Banco del Estado, la Corporación de la Vivienda (CORVI) y el Instituto de Seguros del Estado, la Superintendencia de Educación, la Empresa Nacional de Fundiciones y el Departamento del Cobre.
A favor de los trabajadores se estableció la asignación familiar obrera y el salario mínimo campesino. Se reformó la ley electoral y se estableció la cédula única oficial de votación. Se derogó la ley de defensa de la democracia promulgada por el gobierno de González Videla, por lo que en 1958 el Partido Comunista volvió a la legalidad.
La cadena de alzas de precios decretadas por el gobierno a comienzos de abril de 1957 levantaron una ola de protestas y asonadas en Santiago, Valparaíso y Concepción, con un saldo considerable de muertos y heridos. Ello contribuyó al desprestigio y posterior derrota electoral de un gobierno que se había iniciado bajo un clima de esperanza y popularidad, y que terminó en el más absoluto aislamiento.
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