Georges-Jacques Danton
Político de la Revolución francesa (Arcis, Aube, 1759 - París, 1794). A partir del estallido de la Revolución en 1789, este joven abogado se erigió como líder de las masas populares de París, con las que conectó gracias a su oratoria llana, su energía desbordante y su carácter vitalista.
Danton
Fue uno de los animadores del Club de los Cordeliers, aunque mantenía contacto con el de los Jacobinos. Apenas había entrado en la Administración revolucionaria de París cuando el intento de huida de Luis XVI a Varennes le hizo apoyar las peticiones de instaurar la República (1791); pero escapó a la represión sobre el movimiento republicano huyendo a Inglaterra y atrayéndose así las primeras acusaciones de inmoralidad.
A su regreso se convirtió en uno de los inspiradores de las jornadas revolucionarias de 1792 que dieron paso al régimen de la Convención; al principio ocupó en dicho régimen un papel político preponderante, teóricamente como ministro de Justicia, pero en la práctica actuando como un verdadero jefe de gobierno. Elegido diputado por París, se alineó con el radical partido de la Montaña, si bien sus ideas le inclinaban más bien a un compromiso con los rivales girondinos.
En 1793 propuso la creación de un sistema de Comités que ejercerían el poder ejecutivo ante la situación de emergencia creada por las amenazas interiores y exteriores contra el régimen revolucionario. Él mismo llegó a presidir el más importante, el Comité de Salvación Pública; sin embargo, tres meses más tarde fue expulsado y sustituido por Robespierre, dando comienzo un periodo de dictadura revolucionaria de los «montañeses».
Danton -que había apoyado la concesión de poderes especiales al Comité- se opuso a esa dictadura y a la sangrienta represión que lanzó contra toda clase de disidentes (conocida como el «Terror»); argumentando que las victorias militares obtenidas por los ejércitos revolucionarios en 1793 hacían ya innecesarias las medidas de excepción, organizó una campaña política en favor de la clemencia y de la aplicación de la Constitución.
Danton había sido acusado de corrupción y de cobardía por los girondinos, pues había aprovechado su influencia política para enriquecerse y se había ausentado cada vez que se acercaba el peligro; su talante de vividor volvió a quedar de manifiesto cuando, tras enviudar, tomó por esposa a una joven de 16 años y se retiró algún tiempo de la política. Los hombres de Robespierre y de Saint-Just (los Jacobinos) aprovecharon esta imagen de hombre sin escrúpulos para atacar a Danton y a sus partidarios (los «Indulgentes»); detenidos por el Comité de Salvación Pública, fueron juzgados por un Tribunal revolucionario y guillotinados a la semana siguiente.
Aunque nunca hizo explícito su programa de gobierno, Danton ha quedado para la historia como el símbolo de la Revolución en su aspecto puramente liberal, burgués, republicano, clemente y a la defensiva, mientras que Robespierre se relaciona con la fase más social y agresiva del proceso; pero en ese contraste, Danton queda también como el político corrupto frente a la integridad de Robespierre.
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