MARIANO MELGAREJO
(Cochabamba, 1818 - Lima, 1871) Militar y político boliviano, presidente de la República entre 1864 y 1871. Dirigente emblemático del llamado "caudillismo bárbaro", ha sido considerado por algunos historiadores como el presidente más funesto de la historia de Bolivia.
Mariano Melgarejo
Abandonado probablemente por sus padres, entró a muy temprana edad en el ejército, única institución formativa que frecuentó. Peleó en las guerras de la Confederación y en la batalla de Ingavi, y participó en numerosas rebeliones. Siendo sargento segundo se rebeló en Oruro contra el gobierno de Velasco, hecho que le valió la baja y el destierro a las regiones de Huanay. En 1853 se sublevó de nuevo en Santa Cruz; fue apresado y condenado a muerte, y Belzú le perdonó la vida a instancias de las damas cochabambinas, no sin antes advertir que algún día se arrepentirían de ello; la advertencia resultó premonitoria, pues el propio Belzú moriría a manos de Melgarejo.
En 1858 se rebeló contra Linares, quien, en lugar de ejecutarlo, lo confinó a San Matías, en la frontera con Brasil. Durante el gobierno de Achá, Melgarejo, con el arrojo que le daba su casi constante estado de embriaguez, inició el ataque contra los ejércitos de Gregorio Pérez (que quería derrocar al presidente Achá), y logró una victoria que permitió a Achá continuar en el poder.
En recompensa, y a pesar de su repudiable pasado, Melgarejo fue elevado al rango de general. Con el apoyo de la oligarquía, Mariano Melgarejo derrocó al presidente Achá y se hizo con el poder el 28 de diciembre de 1864, momento en que dio comienzo un sexenio de régimen dictatorial que fue uno de los más ominosos que ha tenido Bolivia en su historia. Poco después, el general Melgarejo realizó una gira por el interior del país, situación que fue aprovechada por Manuel Isidoro Belzú para tomar la ciudad de La Paz y ocupar el cargo. Melgarejo regresó a la ciudad y, acompañado de una reducida escolta, ingresó al Palacio de Gobierno, donde Belzú realizaba una fiesta para celebrar su triunfo. Sin mediar palabra, como relataron algunos testigos, le disparó un tiro de pistola que acabó con su vida.
Durante su gobierno se decretó el uso del sello de correos y el sistema métrico decimal (aunque éste no se aplicaría hasta cincuenta años más tarde). Estableció máquinas de vapor para la acuñación de monedas en Potosí y aumentó irresponsablemente la circulación del feble. En este período se incrementaron simultáneamente los precios internacionales del guano y del salitre, lo cual significaba una verdadera revolución económica para el país, revolución que un régimen de orden y honesto habría podido aprovechar con magníficos resultados. Pero fue tan mala la gestión de esos intereses que las concesiones se hicieron a compañías extrajeras, con consecuencias catastróficas para Bolivia.
El gobierno de Melgarejo resultó devastador para Bolivia. Saqueó el tesoro público, centralizando los fondos públicos en una sola caja que manejaba él a su arbitrio; suprimió las municipalidades y decretó empréstitos forzosos que eran hechos efectivos con amenazas de muerte. Pronto se dio cuenta el país de que un caprichoso borracho lo controlaba todo "con la constitución en el bolsillo", como él mismo solía decir. Las protestas surgieron por todas partes, pero eran aplastadas una a una por la fuerza de un ejército al que le eran permitidos todos los excesos. El propio Melgarejo ejecutó, en la batalla de Cantería, al poeta Néstor Galindo y a otros destacados intelectuales. La vida humana no merecía para él ningún respeto.
Melgarejo vivía borracho y de orgía en orgía con sus colaboradores más cercanos y con su concubina favorita, Juana Sánchez, cuyos familiares se aprovechaban de los fondos del país. Despojó a las comunidades indígenas de sus tierras en beneficio propio y de sus amigos mediante ardides denigrantes. El 20 de mayo de 1866 dictó un decreto en el que se declaraba propietarios de sus tierras a los indígenas, siempre y cuando siguieran un trámite legal y pagaran veinticinco pesos. Dado que los indígenas no se enteraron del decreto, y, si llegaron a enterarse, no podían cumplir con las condiciones impuestas, sus propiedades fueron adjudicadas en pública subasta, con lo que pudieron obtenerlas a cambio de míseras sumas los favoritos del tirano. Durante la expoliación, que llevó a efecto el ejército nacional, se produjeron verdaderas masacres de de indios. Fuente Biografías y Vidas
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